miércoles, 1 de octubre de 2008

Una reflexión

Digamos que alguien rueda una película sobre un personaje solitario, encerrado en un mundo que no comprende. El personaje se siente pequeño ante la inmensidad de la existencia y, sin embargo, todos los días supera todos sus miedos, sus complejos y, pese a sentirse insignificante, sale a trabajar todos los días incluso con buen ánimo. Un día, por casualidad, encuentra a su alma gemela y descubre que el amor lo llena por completo pero, también, puede destruir todo aquello por lo que ha luchado invirtiendo sus valores para siempre...

Ni que decir tiene que el trabajo es preciosista en lo técnico, tanto, que es casi muda y basa toda su potencia narrativa en la fuerza de las imágenes.

¿A que parece una de esas películas reservadas para los museos? ¿Una de esas joyas que juguetean ansiosamente con el psicoanálisis, el existencialismo y la filosofía en general? ¿Erice? ¿Assayas? ¿el tipo con nombre de tienda de repuestos para el hogar?

Pues no...más bien la protagoniza un robot (que no es el de Metropolis, claro)....y es uno de esos pretendidos bodrios que no pasarían el control de calidad de los taliban del celulóide aunque, me temo, que ni siquiera habrán ido a verla...

5 comentarios:

profesorguapito dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
profesorguapito dijo...

Hoy viernes 3, en la página 53 de El País papel, Manuel Borja-Villel dtor del Reina Sofía, cuenta que Rosales le pidio que su peli se proyectara en el museo.

Y por supuesto a él la petición le pareció adecuada por el "caracter artístico de su cine".

Santo Dios.

Señor Insustancial dijo...

Películas en museos...

Lo siguiente es meter los platos de tortillas desestructuradas y albóndigas en Agar-Agar en la planta cuarta del mismo museo...

belmondo* dijo...

Wall-e = Peliculón

Anónimo dijo...

Pues a mí me pareció una pelicula preciosa cuando la ví en su momento, aunque te reconozco que los primeros minutos son horribles.

Besitos popfilácticos